Esta semana el colegio San Francisco y la escuela Padre Roque Correa (Marcos Paz 664) suspendieron sus clases por tres días a raíz de un brote de gastroenteritis que afectó a 60 alumnos.
Aunque al principio la situación se relacionó con los hechos ocurridos en la clínica Luz Médica (próxima a ambas instituciones), las autoridades del Siprosa aclararon que se trataba de un aumento de casos estacionales. ¿Estamos en una época propicia para enfermarnos?
“Todos los años, al pasar del invierno al verano (o viceversa) es normal que ciertas enfermedades aumenten su prevalencia entre los chicos; mientras que otras disminuyen. Actualmente, las enfermedades respiratorias (como la bronquiolitis) mermaron, pero tendremos que empezar a preocuparnos por las patologías gastrointestinales”, resume el pediatra Gonzalo Zani.
Preguntas frecuentes
1. ¿Qué es la gastroenteritis y cuáles son sus síntomas?
Se trata de una enfermedad que afecta al sistema digestivo y produce la inflamación del intestino y del estómago. Es originada por un agente infeccioso que, en la mayoría de los pacientes, corresponde a virus. También se produce por bacterias (por ejemplo, la Escherichia coli, Shigella y salmonella) o parásitos.
Los síntomas incluyen fiebre, diarrea, vómitos, dolor abdominal y un estado general de decaimiento o fatiga.
2. ¿Cómo se transmite?
Entre sus causas aparecen las intoxicaciones alimentarias por carnes mal cocidas o alimentos que rompieron su cadena de frío. También ocurre al beber agua en mal estado o permanecer en sitios con una higiene deficiente.
La pediatra Ada Delgado recomienda estar atentos a las colaciones callejeras que toman nuestros hijos. “Muchos aprovechan la salida de la escuela para comer panchuques, papas fritas, helados o sándwiches. Las condiciones de los puestos ambulantes o fijos no siempre son idóneas y la exposición al calor o la falta de refrigeración atenta contra el estado de las salsas, los aderezos y los embutidos”, señala.
3). ¿Cómo debemos actuar al detectar un supuesto cuadro de gastroenteritis en niños?
Es indispensable acudir rápido a un Centro de Atención Primaria (CAP) o al médico de cabecera.
“Jamás debemos subestimar una gastroenteritis porque la afección genera una pérdida importante de líquidos en pocas horas (bastan alrededor de cuatro). De no controlarla, la deshidratación produce complicaciones y, llegados a un punto grave, habrá que recurrir a la internación”, advierte la médica.
En casa, el objetivo será lograr que ellos repongan el líquido perdido a través del consumo de agua hervida o mineral y bebidas con sales rehidratantes. Además, se indica la ingesta de comida liviana (arroz hervido con queso, bife de pollo, manzana en compota, puré de zapallo, etcétera).
“Si el paciente está tomando pecho no debe suspenderse, la idea es sostener la alimentación que el niño reciba, no modificar demasiado su dieta ni dejar de alimentarlo y sostener las medidas preventivas fundamentales”, indica María Florencia Pagani, jefa del servicio de Gastroenterología del hospital del Niño Jesús, en un comunicado del Ministerio de Salud Pública provincial.
4). ¿Influye en algo la contaminación ambiental?
¡Sí! En comparación a décadas anteriores, la presencia de cuadros diarreicos y problemas respiratorios se incrementaron exponencialmente.
“Por otra parte, hay mayores tasas de alergias e irritaciones en los ojos por las partículas volátiles que circulan en el aire y las descargas de las industrias o los vehículos”, comenta la gastroenteróloga Marta Tula Jiménez.
El contexto en el cual viven los niños resulta en ocasiones el principal agravante de las enfermedades. “En los barrios periféricos, los requisitos básicos de saneamiento no están cubiertos. Sumado a que, al llover en esas zonas, los desechos suelen mezclarse con los líquidos cloacales y crean focos ideales para infecciones”, agrega.
Medidas de precaución
- Chequear que los niños se laven las manos antes y después de comer dado que los gérmenes causantes de la gastroenteritis ingresan por vía oral.
- Lavar nuestras manos y utensilios antes de cocinar. Nunca emplear las mismas tablas o recipientes para manipular las carnes y las verduras o las frutas.
- Mantener ventiladas las habitaciones en las cuales se mueven los chicos. El mismo recaudo va para las aulas y los baños en las instituciones educativas.
- Desinfectar los juguetes y objetos de uso recurrentes. De nuevo, el hecho de los niños se lleven todo a la boca aumenta las posibilidades de contraer enfermedades de este tipo.
- Beber sólo agua potable y evitar su consumo de la canilla si presenta olores o un color extraño. “Su calidad en algunos sectores de Tucumán es bastante mala así que sugeriría beber agua hervida, filtrada o de bidón”, destaca Tula Jiménez.
- Fomentar la lactancia materna en nuestros hijos. Tomar leche materna disminuye las chances de que los recién nacidos o bebés sufran de infecciones. Además colabora con el desarrollo de la microbiota intestinal y fortalece el sistema inmunitario de los pequeños.